Alucarda
Al principio de su carrera, Juan López Moctezuma (México, 1932-1995) coqueteó con el Grupo Pánico, colaborando con Alejandro Jodorowsky en "Fando y Lis" (1967) y "El Topo" (1971). En México, su nombre sigue estando hoy íntimamente ligado al teatro, la radio y la televisión. Fue, al parecer, uno de los más serios impulsores de la escena jazzística de su país gracias al programa radiofónico "Panorama de jazz". Entre sus amigos y colaboradores más íntimos, cabe mencionar a la musa surrealista Leonora Carrington, quien se encargó de diseñar los decorados de su primer largometraje: "La mansión de la locura" (1972).
Moctezuma realizó pocas películas para la pantalla grande, todas en inglés y todas de terror, sin obtener ningún éxito de taquilla. Alguna vez, en otros textos y bajo el influjo de otras sustancias, me he atrevido a compararlo con Chicho Ibáñez Serrador. Al fin y al cabo, ambos triunfaron en el terreno resbaladizo de lo catódico y se desmarcaron del grueso de sus compañeros de generación con filmes muy personales, muy ambiciosos y muy de culto. "Alucarda" (1975) es el más fascinante de todos ellos. En él se combinan, compulsiva e inconteniblemente, catolicismo radical, vampirismo lésbico, voyeurismo machista, interiorismo barroco, surrealismo latino, pleitesías sadianas y efectos de grand guignol: siete de los cócteles temáticos que más burrete me ponen.
"Alucarda" describe las desventuras sexuales e irreverentes de Justine (Susana Kamini), una huerfanita pelirroja que se refugia en un convento de monjas enloquecidas. Inducida por su compañera de cuarto, la morenaza Alucarda (Tina Romero), hija de una endemoniada, y por un gitano jorobado con barba de chivo (Claudio Brook), Justine se siente enseguida atraída por el satanismo nudista y los aquelarres clandestinos. De la noche a la mañana, las dos adolescentes consiguen revolucionar el gallinero eclesiástico con sus blasfemias y actos contranatura. Sacerdotes y hermanas en Cristo hacen lo que pueden por sofocar este repentino estallido de perversidad hormonal consultando pasajes oscuros de la Biblia: mientras unos se fustigan las carnes, las otras ejecutan un exorcismo sangriento. En el tramo final de la película, Moctezuma pasa del Reino de la Luz a la República de la Oscuridad mezclando intimidades de colegio de señoritas, relecturas hardcore de "Carmilla" y cierta nostalgia de la Hammer.
Lo mejor de "Alucarda", además del título reversible, es el impacto audiovisual que poseen muchas de sus imágenes. Decorados y vestuario comparten una misma inspiración alucinada: las monjas van cubiertas de la cabeza a los pies con vendajes y gasas blancos, manchados de sangre a la altura de la entrepierna, y la iglesia donde transcurre gran parte de la acción está atiborrada de Cristos, exvotos y velas. Los desnudos de las jóvenes protagonistas son igual de retorcidos: Tina Romero curva su cuerpo hacia atrás como una auténtica poseída, y Susana Kamini, en la escena más perturbadora de la historia del cine anormal, surge de un ataud lleno de sangre profiriendo alaridos de ultratumba. Erotismo o histeria: esa es la cuestión.
Alucarda, la hija de las tinieblas / Alucarda, the Daughter of Darkness / Sisters of Satan. Dir: Juan L. Moctezuma. Prod: Max Guefen y Eduardo Moreno. Int: Claudio Brook, David Silva, Tina Romero, Susana Kamini y Adriana Roel. México-EEUU. Films 75-Yuma Films. Color. 1975.
(Aviso para maníacos: la edición en DVD de "Alucarda" que acaba de sacar a la venta el sello Mondo Macabro (www.mondomacabro.co.uk) es magnífica. Se trata de una versión en inglés de 74 minutos de duración, con colores intensos y abundantes extras (un divertido documental sobre cine fantástico mexicano, una biografía / filmografía / entrevista escrita con el director y una galería fotográfica que incluye distintos carteles).
Texto publicado en el número 26 del fanzine 2000maniacos, fechado en el invierno de 2002.
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