Zombieland
Publiqué este texto informativo sobre Bienvenidos a Zombieland en el suplemento Metrópoli del diario El Mundo, el pasado viernes 18 de diciembre de 2009.
Bienvenidos a Zombieland no es la típica película de muertos vivientes. Tampoco es una de esas parodias terroríficas que se ríen de todo y de todos sin ton ni son. Evidentemente, se trata de una comedia, pero una comedia hipervitaminada, repleta de escenas de violencia, humor negro, negrísimo, y mucho gore de última generación, pringoso y efectivo. A los personajes protagonistas se les quiere enseguida: a ellos, por lo bobos que son casi siempre, y a ellas, por lo perras que pueden llegar a ser a veces. Por si fuera poco, sale Bill Murray (re)interpretándose a sí mismo en plan cazafantasmas zombificado. El film ganó el premio del público en el pasado Festival de Sitges.
“Lo curioso del caso es que no soy un fan de las películas de zombies –explica Ruben Fleisher, el director de Bienvenidos a Zombieland–. La primera que vi fue 28 días después, hace pocos años. Eso sí, cuando surgió la oportunidad de hacer Bienvenidos a Zombieland, me puse las pilas y vi todos los clásicos del género. No quería meter la pata en este tema. Sé que hay montones de fanáticos de los muertos vivientes por ahí fuera. No quería que se enfadasen conmigo. ¡Esa gente es peligrosa!”.
Fleisher tiene un hermano actor, Lucas Fleischer, y mucha experiencia como realizador de making ofs. Ahora mismo ejerce de productor ejecutivo de Fantasy Factory, un reality show de la MTV protagonizado por dos skaters profesionales. El tandem formado por los escritores Paul Wernick y Rhett Reese, guionistas y productores ejecutivos de Bienvenidos a Zombieland, también procede del mundo de la televisión. Su trabajo conjunto más conocido hasta el momento es el reality The Joe Schmo Show para el canal Spike TV. Bienvenidos a Zombieland estaba previsto como un piloto televisivo, antes de saltar a la gran pantalla.
“Tampoco nosotros hemos visto muchas películas de zombies –afirman al unísono Wernick y Reese–. Nos inspiramos en 28 días después y El amanecer de los zombies, como mucho. Lo cierto es que nos dan bastante miedo. De hecho, no hemos pretendido reirnos de los zombies, sino reirnos con ellos. Imaginar lo que puede suceder en un lugar infestado de zombies caníbales es fascinante desde el punto de vista de un guionista con ganas de pasarlo bien. Las películas de zombies permiten tocar temas muy interesantes. Es un género bastante menos simplón de lo que parece”.
Columbus Ohio (Jesse Eisenberg, Adventureland) no se llama, en realidad, Columbus Ohio. Ese es el nombre que le encasqueta Tallahasse (Woody Harrelson, Asesinos natos), el otro protagonista masculino de Bienvenidos a Zombieland, aficionado a bautizar a la gente con los nombres de sus ciudades de origen (o de destino). Columbus es un joven estudiante del montón: aficionado a los videojuegos, solitario, virgen y cobardica. Por cosas del destino, se ha convertido en uno de los escasos supervivientes del apocalipsis viral que ha asolado la Tierra transformando al noventa por ciento de la población mundial en zombies sin mente.
Tallahasse es un cowboy del siglo XXI, un paleto brutote pero con corazón, que viaja hacia la Costa Oeste a bordo de una furgoneta cargada de armas. Columbus y él se encuentran por casualidad y emprenden la ruta juntos, enfrentándose a los muertos vivientes y robando comida en supermercados. En uno de estos supermercados, la pareja conoce a dos hermanas no-infectadas: la adolescente Wichita (Emma Stone, Ghosts of Girlfriend Past) y la doceañera Little Rock (Abigail Breslin, Pequeña Miss Sunshine). Las chicas engañan a los chicos y les roban vehículo y armas.
“El tema principal de la película es la confianza –señala el director, Fleischer–. En un mundo infestado de zombies ¿podemos confiar en alguien? La respuesta está clara: no. Pero todos somos humanos. Los chicos tienen sentimientos, y las chicas, en el fondo, son un encanto. Así que, al final, pasa lo que tiene que pasar. ¡Todo se lía de mala manera!”
LA ESTRELLA INVITADA. Uno de los pasajes más descacharrantes de Bienvenidos a Zombieland se desarrolla en una lujosa mansión de Beverly Hills, en Hollywood. Los cuatro protagonistas, las dos chicas y los dos chicos, se refugian allí para descansar y disfrutar del ambiente. La casa pertenece, supuestamente, al actor Bill Murray, que se interpreta a sí mismo como si fuera una megaestrella decadente que vive de las rentas generadas por las dos entregas de Los Cazafatasmas. Murray va por ahí maquillado de zombie para engañar a los auténticos zombies. Es un tipo tranquilo, pagado de sí mismo, aficionado al golf y a los halagos desorbitados. Cuando Wichita le pregunta si se arrepiente de algo, él responde que “quizás, de salir en Garfield”. Pocos actores de su generación tienen la capacidad de reirse de sí mismos con la pachorra de Murray. Su intervención en Bienvenidos a Zombieland es de las que dejan huella. Para este papel, el director también pensó en Patrick Swayze, que no pudo aceptar la oferta por estar gravemente enfermo.
1 comentario
Le Bon -
Y sí, aunque esté en muchas ocasiones pasado de rosca, siento cierta cercanía, como si pudiera pasarme a mí...
Saludos!