¡Peligro! Miss Muerte
Sí. Vale. Es cierto. A casi todos los que ensuciamos regularmente las páginas de 2000maniacos con nuestros escritos y dibujillos se nos ve un poco el plumero con el tema del Tío Jess. Cualquier cosa relacionada con él y con su mundo, nos altera el ritmo cardiaco. A veces, hasta da la impresión de que sobrevaloramos su talento como cineasta por pura frivolidad cinéfaga. Más que fans, parecemos discípulos suyos; miembros lobotomizados de una secta; sobrinillos revoltosos e irresponsables. Pero no. Para nada. Qué va.
Aficionados ajenos a nuestro ámbito de influencia afirman que, de todas las películas que ha hecho Franco hasta la fecha, sólo una de cada 15 puede considerarse realmente buena. ¡Una entre 15! Y no digo yo que no. Según este severo porcentaje, de los 200 largometrajes que integran por el momento la filmografía del Tío Jess, al menos 12 merecerían el calificativo de títulos de culto. Sorprendente cifra. Sobre todo si consideramos el hecho de que poquísimos cineastas de prestigio, muertos o vivos, tienen el privilegio de contar con 12 joyitas en su haber.
RED DE REDES. Miss Muerte (1965) figura entre las doce películas estupendas del Tío Jess. De hecho, creo que ocupa un lugar muy destacado, junto a otras favoritas mías como Venus in Furs (1969), Vampyros Lesbos (1970) o Gritos en la noche (1961). Yo la vi por primera vez en 1982. El 22 de abril, para ser más preciso. Un jueves por la tarde. En el Cine Narváez de Madrid. Recuerdo que la sesión formaba parte de una retrospectiva de terror ibérico programada en Imagfic 82 (III Festival Internacional de Cine Imaginario y de Ciencia Ficción de la Villa de Madrid, que aquel año se celebró del 16 al 24 del citado mes).
Por aquellos tiempos, yo llevaba ya siglos siguiéndole la pista a Jess Franco. Al igual que muchos otros freaks de mi edad, entré en contacto con su particular universo cinematográfico a través de las revistas especializadas de los 70. Enseguida sentí simpatía por el personaje. Me fascinaban las barbaridades que se escribían sobre él y alucinaba en colores mirando las fotos de sus películas. Luego, al filo y al hilo de los 80, fue Carlos Aguilar (antes, durante y después de faneditar su fanzine Morpho) quien acabó de consolidar mi pasión franquista, llenándome de información, orientación y entusiasmo de género.
LLAMEN A LOS BOMBEROS. El caso es que Miss Muerte me volvió loco. El texto que le dediqué en el número 3 de mi fanzine Serie-B (noviembre de 1984) refleja bastante bien el estado incandescente en que me dejó su visionado. Selecciono unos párrafos de aquel texto para que os hagáis una idea: "Ataviada con un collant que le enmarca todo el cuerpo desnudo y está sugestivamente decorado por un motivo arácnido que anida su centro mismo en el sexo de la joven, Nadia/Miss Muerte/Estella Blain pertenece a una rara categoría de Mujer Fantástica: mezcla de Jekyll y Hyde en femenino, mujer-araña de largas y envenenadas uñas, maniquí revivido con fines perversos y Bella con alma de Bestia. ( ) AniMAL de puro instinto, su sola presencia teje una red hipnótica de la que es difícil desprenderse, y que el propio Franco supo reforzar utilizando convenientemente los elementos de la cinemática, la decoración y el estilo cutre acordes con la literatura parda en la que tanto el personaje central como la película han tomado esencia y origen".
Han pasado más de veinte años desde que improvisé sobre un teclado las palabras entrecomilladas de más arriba. Ni siquiera estoy muy seguro de lo que quieren decir, pero me alegra haberlas reciclado aquí con tanto morro. Miss Muerte resiste bien el paso del tiempo. No es una de esas películas caducadas que uno está obligado a consumir extremando las precauciones. Revisarla de cuanto en cuanto supone un auténtico placer para los sentidos; descubrirla ahora sin previo aviso debe de ser ya la hostia.
VALE TUDO. Miss Muerte se estrenó en 1965. En relación con el resto de la filmografía de Jess Franco, cumple una función de puente o bisagra entre dos periodos creativos distintos. Cierra una etapa e inaugura otra nueva, combinando características estilísticas y temáticas de ambas.
Por un lado, conserva detalles góticos, expresionistas, fantásticos, de serie negra o policiaco francés, ya presentes en anteriores filmes anteriores como "Gritos en la noche" (1961), "La mano de un hombre muerto" (1962) o "Rififí en la ciudad" (1963); por otra parte, incorpora montones de guiños al mundo cómic, el cine de agentes secretos, la sensibilidad del pop-art y el erotismo de arte y ensayo: cuatro de las referencias-clave en títulos posteriores como "Cartas boca arriba" (1966), "Lucky, el intrépido" (1967) o "Necronomicon" (1967).
Franco contó con un presupuesto más alto de lo habitual para rodar Miss Muerte, que en Francia se tituló Dans les griffes du maniaque (En las garras del maníaco). La película no dejaba de ser una simple coproducción de serie B como tantas otras de la época, aunque las presencias del productor gabacho Serge Silberman y del coguionista Jean-Claude Carrière, colegas y colaboradores ambos de Luis Buñuel, le añadiesen cierto toque de prestigio al proyecto.
LA ARAÑA QUE ARAÑA. El argumento de "Miss Muerte" es de los que se resisten a ser resumidos. Empieza con una fuga. El asesino Bergen se escapa de una cárcel austriaca para no evitar ser ejecutado por sus crímenes. Huye en medio de una tormenta de mil demonios y acaba refugiándose en un siniestro castillo. Allí vive y trabaja el Dr. Zimmerman, un científico chiflado que fue discípulo del Dr. Orloff (personaje protagonista de "Gritos en la noche" y otras muchas pelis del Tío Jess). Aprovechando el aturdimiento del fugitivo, el matasanos utiliza una absurda máquina inventada por él para transformarlo en un esclavo sin cerebro.
La acción se traslada inmediatamente a una sala de conferencias. Está celebrándose una Convención Médica. Zimmerman expone sus teorías acerca del control mental. Todos se ríen de él. El viejo se disgusta tanto con la reacción de sus colegas, que acaba palmándola, víctima de un ataque cardiaco. Su hija Irma, que ha presenciado todo el suceso, jura vengarse de los principales responsables de la tragedia.
Después de simular un accidente mortal, lavarle el cerebro al ayudante de su padre y operarse la cara con sus propias manos, Irma ordena a Bergen que secuestre a Nadia, una stripper de cabaret que está causando sensación con un numerito erótico en el que interpreta a un personaje llamado Miss Muerte. Cumplido el encargo, Irma transforma a la chica en una asesina implacable, con el fin de enviarla al encuentro de los tres científicos que más se burlaron de su padre.
MATARILE RILE RILE. El primer científico, interpretado por el actor suizo Howard Vernon (protagonista de Gritos en la noche y un centenar largo de películas de Franco), es seducido a bordo de un tren. Miss Muerte le araña el rostro con sus uñas envenenadas y lo arroja al vacío sin contemplaciones. El segundo sufre el acoso de la guapa asesina en medio de una densa niebla, antes de recibir la puntilla fatal. El tercero se huele la tostada y logra reducir a la agresora antes de que actúe contra él. La propia Irma tiene que intervenir para rescatar a su esclava y cargarse al listillo.
Después de quedarse a gusto, Irma lo organiza todo para eliminar a Miss Muerte, que se ha convertido en una criatura incontrolable. Bergen, fascinado por la belleza de la cabaretera, decide liberarla en vez de matarla. Se lía un poco la cosa e irrumpe en escena el novio de Nadia, acompañado por el jefe de policía (¡el Tío Jess en persona!).
Tras el tiroteo de rigor, llega el plano final, que tiene truco: Nadia/Miss Muerte, recién rescatada y con expresión inquietante, acaricia con sus uñas la cara de su novio. ¿Es un gesto amoroso o una ambigua amenaza? ¿Quién controla ahora la mente de esta jovencita? ¿La dulce stripper o su doble perversa?
REMIX MUERTE. Como habéis podido comprobar, el guión de Miss Muerte, coescrito por Carrière y el propio director, combina thriller policiaco, ciencia ficción, terror gótico y erotismo chic. Parece una novelita barata de quiosco o un fumetto italiano per adulti. Quedaría bien incluso en formato de fotonovela de género. El tema de la mujer que va aniquilando uno por uno a todos los hombres que odia, recuerda, quizás demasiado, al argumento de The Bride Wore Black, la célebre novela de Cornell Woolrich (escrita con el pseudónimo de William Irish) que fue adaptada al cine por François Truffaut en 1968.
Para trasladar a la pantalla esta explosiva mezcla genérica, Franco no tuvo reparos en añadir a muchas escenas un ligero tono de comedia cinéfaga, acentuando aún más, si cabe, la originalidad y el descaro de toda la propuesta. Ése fue uno de sus grandes aciertos. También acertó compaginando planos de composición expresionista, al estilo de Orson Welles, con secuencias pseudonaturalistas rodadas en exteriores, que están a medio camino entre la Nouvelle Vague y el policiaco europeo de toda la vida. Para filmar todas estas imágenes, el Tío Jess tuvo la suerte de poder contar con el talento del director de fotografía Alejandro Ulloa.
Otro apartado destacado de Miss Muerte es su reparto, encabezado por dos supermujeres sobradas de morbo: la argentina Mabel Karr, que fue esposa en la vida real del actor español Fernando Rey, interpreta a la vengativa Irma con una concentración casi obsesiva, y la cantante y actriz francesa Estella Blain, que acabó suicidándose muchos años después de intervenir en esta película, encarna, con inquietante fantasmagoria y descarado erotismo, al personaje doblemente fascinante de Nadia/Miss Muerte.
Hay más, pero mejor lo descubrís vosotros mismos viendo la magnífica edición en dvd de Miss Muerte, editada por Mondo Macabro/Boum Productions con el título inglés de Diabolical Doctor Z. Un consejo: fijáos bien en las escenas de cabaret jazzístico. ¡Son hipnóticas!
Pedro Calleja
Coproducción Francia-España.
Año: 1965.
Productoras: Hesperia Films/Speva Films/Cine-Alliance
Productores: Serge Siba (Serge Silberman), Michel Safra y Henri Baum.
Director: Jesús Franco.
Guión: Jean-Claude Carrière y David Khune (el Tío Jess).
Director de Fotografía: Alejandro Ulloa.
Montaje: Jean Feyte.
Música: Daniel White.
Dirección Artística: Antonio Cortes.
Reparto: Mabel Karr, Estella Blain, Fernando Montes, Guy Mairesse, Jess Franco, Daniel White, Howard Vernon, Marcello Aroitta, Lucia Prado, Albert Bourbon, Antonio Jiminez Escribano, Ana Castor, Alberto Dalbes.
Aficionados ajenos a nuestro ámbito de influencia afirman que, de todas las películas que ha hecho Franco hasta la fecha, sólo una de cada 15 puede considerarse realmente buena. ¡Una entre 15! Y no digo yo que no. Según este severo porcentaje, de los 200 largometrajes que integran por el momento la filmografía del Tío Jess, al menos 12 merecerían el calificativo de títulos de culto. Sorprendente cifra. Sobre todo si consideramos el hecho de que poquísimos cineastas de prestigio, muertos o vivos, tienen el privilegio de contar con 12 joyitas en su haber.
RED DE REDES. Miss Muerte (1965) figura entre las doce películas estupendas del Tío Jess. De hecho, creo que ocupa un lugar muy destacado, junto a otras favoritas mías como Venus in Furs (1969), Vampyros Lesbos (1970) o Gritos en la noche (1961). Yo la vi por primera vez en 1982. El 22 de abril, para ser más preciso. Un jueves por la tarde. En el Cine Narváez de Madrid. Recuerdo que la sesión formaba parte de una retrospectiva de terror ibérico programada en Imagfic 82 (III Festival Internacional de Cine Imaginario y de Ciencia Ficción de la Villa de Madrid, que aquel año se celebró del 16 al 24 del citado mes).
Por aquellos tiempos, yo llevaba ya siglos siguiéndole la pista a Jess Franco. Al igual que muchos otros freaks de mi edad, entré en contacto con su particular universo cinematográfico a través de las revistas especializadas de los 70. Enseguida sentí simpatía por el personaje. Me fascinaban las barbaridades que se escribían sobre él y alucinaba en colores mirando las fotos de sus películas. Luego, al filo y al hilo de los 80, fue Carlos Aguilar (antes, durante y después de faneditar su fanzine Morpho) quien acabó de consolidar mi pasión franquista, llenándome de información, orientación y entusiasmo de género.
LLAMEN A LOS BOMBEROS. El caso es que Miss Muerte me volvió loco. El texto que le dediqué en el número 3 de mi fanzine Serie-B (noviembre de 1984) refleja bastante bien el estado incandescente en que me dejó su visionado. Selecciono unos párrafos de aquel texto para que os hagáis una idea: "Ataviada con un collant que le enmarca todo el cuerpo desnudo y está sugestivamente decorado por un motivo arácnido que anida su centro mismo en el sexo de la joven, Nadia/Miss Muerte/Estella Blain pertenece a una rara categoría de Mujer Fantástica: mezcla de Jekyll y Hyde en femenino, mujer-araña de largas y envenenadas uñas, maniquí revivido con fines perversos y Bella con alma de Bestia. ( ) AniMAL de puro instinto, su sola presencia teje una red hipnótica de la que es difícil desprenderse, y que el propio Franco supo reforzar utilizando convenientemente los elementos de la cinemática, la decoración y el estilo cutre acordes con la literatura parda en la que tanto el personaje central como la película han tomado esencia y origen".
Han pasado más de veinte años desde que improvisé sobre un teclado las palabras entrecomilladas de más arriba. Ni siquiera estoy muy seguro de lo que quieren decir, pero me alegra haberlas reciclado aquí con tanto morro. Miss Muerte resiste bien el paso del tiempo. No es una de esas películas caducadas que uno está obligado a consumir extremando las precauciones. Revisarla de cuanto en cuanto supone un auténtico placer para los sentidos; descubrirla ahora sin previo aviso debe de ser ya la hostia.
VALE TUDO. Miss Muerte se estrenó en 1965. En relación con el resto de la filmografía de Jess Franco, cumple una función de puente o bisagra entre dos periodos creativos distintos. Cierra una etapa e inaugura otra nueva, combinando características estilísticas y temáticas de ambas.
Por un lado, conserva detalles góticos, expresionistas, fantásticos, de serie negra o policiaco francés, ya presentes en anteriores filmes anteriores como "Gritos en la noche" (1961), "La mano de un hombre muerto" (1962) o "Rififí en la ciudad" (1963); por otra parte, incorpora montones de guiños al mundo cómic, el cine de agentes secretos, la sensibilidad del pop-art y el erotismo de arte y ensayo: cuatro de las referencias-clave en títulos posteriores como "Cartas boca arriba" (1966), "Lucky, el intrépido" (1967) o "Necronomicon" (1967).
Franco contó con un presupuesto más alto de lo habitual para rodar Miss Muerte, que en Francia se tituló Dans les griffes du maniaque (En las garras del maníaco). La película no dejaba de ser una simple coproducción de serie B como tantas otras de la época, aunque las presencias del productor gabacho Serge Silberman y del coguionista Jean-Claude Carrière, colegas y colaboradores ambos de Luis Buñuel, le añadiesen cierto toque de prestigio al proyecto.
LA ARAÑA QUE ARAÑA. El argumento de "Miss Muerte" es de los que se resisten a ser resumidos. Empieza con una fuga. El asesino Bergen se escapa de una cárcel austriaca para no evitar ser ejecutado por sus crímenes. Huye en medio de una tormenta de mil demonios y acaba refugiándose en un siniestro castillo. Allí vive y trabaja el Dr. Zimmerman, un científico chiflado que fue discípulo del Dr. Orloff (personaje protagonista de "Gritos en la noche" y otras muchas pelis del Tío Jess). Aprovechando el aturdimiento del fugitivo, el matasanos utiliza una absurda máquina inventada por él para transformarlo en un esclavo sin cerebro.
La acción se traslada inmediatamente a una sala de conferencias. Está celebrándose una Convención Médica. Zimmerman expone sus teorías acerca del control mental. Todos se ríen de él. El viejo se disgusta tanto con la reacción de sus colegas, que acaba palmándola, víctima de un ataque cardiaco. Su hija Irma, que ha presenciado todo el suceso, jura vengarse de los principales responsables de la tragedia.
Después de simular un accidente mortal, lavarle el cerebro al ayudante de su padre y operarse la cara con sus propias manos, Irma ordena a Bergen que secuestre a Nadia, una stripper de cabaret que está causando sensación con un numerito erótico en el que interpreta a un personaje llamado Miss Muerte. Cumplido el encargo, Irma transforma a la chica en una asesina implacable, con el fin de enviarla al encuentro de los tres científicos que más se burlaron de su padre.
MATARILE RILE RILE. El primer científico, interpretado por el actor suizo Howard Vernon (protagonista de Gritos en la noche y un centenar largo de películas de Franco), es seducido a bordo de un tren. Miss Muerte le araña el rostro con sus uñas envenenadas y lo arroja al vacío sin contemplaciones. El segundo sufre el acoso de la guapa asesina en medio de una densa niebla, antes de recibir la puntilla fatal. El tercero se huele la tostada y logra reducir a la agresora antes de que actúe contra él. La propia Irma tiene que intervenir para rescatar a su esclava y cargarse al listillo.
Después de quedarse a gusto, Irma lo organiza todo para eliminar a Miss Muerte, que se ha convertido en una criatura incontrolable. Bergen, fascinado por la belleza de la cabaretera, decide liberarla en vez de matarla. Se lía un poco la cosa e irrumpe en escena el novio de Nadia, acompañado por el jefe de policía (¡el Tío Jess en persona!).
Tras el tiroteo de rigor, llega el plano final, que tiene truco: Nadia/Miss Muerte, recién rescatada y con expresión inquietante, acaricia con sus uñas la cara de su novio. ¿Es un gesto amoroso o una ambigua amenaza? ¿Quién controla ahora la mente de esta jovencita? ¿La dulce stripper o su doble perversa?
REMIX MUERTE. Como habéis podido comprobar, el guión de Miss Muerte, coescrito por Carrière y el propio director, combina thriller policiaco, ciencia ficción, terror gótico y erotismo chic. Parece una novelita barata de quiosco o un fumetto italiano per adulti. Quedaría bien incluso en formato de fotonovela de género. El tema de la mujer que va aniquilando uno por uno a todos los hombres que odia, recuerda, quizás demasiado, al argumento de The Bride Wore Black, la célebre novela de Cornell Woolrich (escrita con el pseudónimo de William Irish) que fue adaptada al cine por François Truffaut en 1968.
Para trasladar a la pantalla esta explosiva mezcla genérica, Franco no tuvo reparos en añadir a muchas escenas un ligero tono de comedia cinéfaga, acentuando aún más, si cabe, la originalidad y el descaro de toda la propuesta. Ése fue uno de sus grandes aciertos. También acertó compaginando planos de composición expresionista, al estilo de Orson Welles, con secuencias pseudonaturalistas rodadas en exteriores, que están a medio camino entre la Nouvelle Vague y el policiaco europeo de toda la vida. Para filmar todas estas imágenes, el Tío Jess tuvo la suerte de poder contar con el talento del director de fotografía Alejandro Ulloa.
Otro apartado destacado de Miss Muerte es su reparto, encabezado por dos supermujeres sobradas de morbo: la argentina Mabel Karr, que fue esposa en la vida real del actor español Fernando Rey, interpreta a la vengativa Irma con una concentración casi obsesiva, y la cantante y actriz francesa Estella Blain, que acabó suicidándose muchos años después de intervenir en esta película, encarna, con inquietante fantasmagoria y descarado erotismo, al personaje doblemente fascinante de Nadia/Miss Muerte.
Hay más, pero mejor lo descubrís vosotros mismos viendo la magnífica edición en dvd de Miss Muerte, editada por Mondo Macabro/Boum Productions con el título inglés de Diabolical Doctor Z. Un consejo: fijáos bien en las escenas de cabaret jazzístico. ¡Son hipnóticas!
Pedro Calleja
Coproducción Francia-España.
Año: 1965.
Productoras: Hesperia Films/Speva Films/Cine-Alliance
Productores: Serge Siba (Serge Silberman), Michel Safra y Henri Baum.
Director: Jesús Franco.
Guión: Jean-Claude Carrière y David Khune (el Tío Jess).
Director de Fotografía: Alejandro Ulloa.
Montaje: Jean Feyte.
Música: Daniel White.
Dirección Artística: Antonio Cortes.
Reparto: Mabel Karr, Estella Blain, Fernando Montes, Guy Mairesse, Jess Franco, Daniel White, Howard Vernon, Marcello Aroitta, Lucia Prado, Albert Bourbon, Antonio Jiminez Escribano, Ana Castor, Alberto Dalbes.
2 comentarios
Jordan 5 -
ernesto -
Soy gran fan de jesús franco, incluso he sido ayudante de dirección con él.
Te quería preguntar si sabes modo alguno de conseguir algún ejemplar de Morpho, llevo años tras ellos, aunque solo fuera una copia fotocopiada de alguno, pero parece mision imposible.
Conozco a Carlos Aguilar desde hace unos años, incluso aparece como actor en una película que rodé con un amigo, aunque nunca he querido decirle lo de Morpho a él por no ponerlo en un compromiso.
Bueno, gracias en cualquier caso y un saludo.
Ernesto